martes, 8 de octubre de 2013

Tema 1. El texto.


Tema 1. El texto: definición y propiedades.





  1. Definición de “texto”.



El texto puede definirse como un mensaje lingüístico con sentido completo. El estudio de los textos y sus propiedades corresponde a una rama de la Lingüística que se denomina Lingüística del Texto. La palabra “texto” proviene del latín “textus” (derivado de “texere” = tejer), que significa literalmente “tejido”; puede entenderse, por tanto, que un texto es -en sentido figurado o metafórico- “un tejido” formado por palabras que mantienen entre sí diferentes tipos de relaciones; y son estas relaciones las que forman la urdimbre o entramado del texto.



  1. Propiedades del texto.



Las propiedades de un texto son básicamente tres: la adecuación, la coherencia y la cohesión.



2.1. La adecuación: es el grado de adaptación del texto a la situación comunicativa. Dicha adaptación requiere una elección apropiada del registro lingüístico, entendiendo por tal el modo de expresarse a través de las distintas variantes diafásicas (los diferentes registros lingüísticos propiamente dichos) y las distintas variantes diastráticas (relacionadas con el nivel sociocultural de los hablantes). Los registros lingüísticos son básicamente tres: el registro formal o culto, el coloquial o familiar y el vulgar. Los textos empleados en la vida académica y social (medios de comunicación y ámbitos profesionales) utilizan un registro culto, lo cual implica un uso adecuado del vocabulario y un respeto por la corrección gramatical (ortografía, sintaxis).



2.2. La coherencia: un texto es coherente cuando posee sentido, es decir, cuando su contenido mantiene una relación lógica con el referente o realidad. Para ello debe cumplir con una serie de requisitos:



1º) la intención: todo texto se emite con una determinada intención por parte del emisor, como puede ser: informarnos de algo, o tratar de convencernos, o dar su opinión sobre un tema determinado, o establecer un contacto cordial con el receptor o receptores, o cualquier otra intención. La intención del emisor está estrechamente relacionada con las “funciones del lenguaje” que estudiaremos en el apartado 3º.



2º) la situación y el contexto cultural: todo texto se emite en una determinada situación, que es el lugar (¿dónde?) y el momento (¿cuándo?) en que se emite el texto, y se enmarca en un determinado contexto cultural, que es el conjunto de conocimientos que poseen el emisor y el receptor, los cuales contribuyen a dotar al texto de su correcto significado. El contexto cultural es de vital importancia en la comunicación; así por ejemplo, un peruano y un español, a pesar de hablar la misma lengua, tendrán dificultades para entenderse por el hecho de vivir en contextos culturales diferentes; por el contrario, dos aficionados al fútbol se comunicarán fácilmente al compartir el mismo contexto.



3º) las funciones del lenguaje: todo texto cumple con una o varias funciones del lenguaje. Cuando se estudia el fenómeno de la comunicación, se distinguen seis funciones del lenguaje, cada una relacionada con un elemento de la comunicación; vamos a estudiarlas:



  1. Función referencial (también llamada a veces representativa; relacionada con la realidad o referente): define las relaciones entre los signos lingüísticos que componen el mensaje -o texto- y la realidad constituida por el referente. La función referencial es la que nos permite relacionar las palabras “mi casa” con la realidad que efectivamente es mi casa. Esta función no se cumple si a alguien se le habla de un concepto que desconoce. Así por ejemplo, las expresiones “inteligencia emocional” o “empatía” eran desconocidas hasta que la psicología moderna las dio a conocer al gran público en libros y revistas de divulgación; podemos decir que actualmente conocemos el referente, sabemos de qué realidad se trata. Esta función es la base de la comunicación; de tal manera que, podemos decir que si no hay función referencial, no se produce comunicación.

  2. Función expresiva (o emotiva; relacionada con el emisor): se cumple esta función cuando el emisor utiliza el mensaje para expresar sus emociones (alegría, tristeza, sorpresa, etc.) o para darnos su opinión sobre una determinada realidad o referente. Se cumple esta función cuando, por ej., alguien expresa su alegría ante un determinado acontecimiento, o cuando alguien, un político por ej., hace un análisis de la realidad del país, dando su opinión y proponiendo unas determinadas soluciones.
  3. Función apelativa (o conativa; relacionada con el receptor): se cumple cuando el emisor utiliza el mensaje para llamar la atención del receptor, o para modificar su conducta. Por ej., cuando un guardia civil de tráfico nos ordena parar el coche; o cuando un amigo o amiga nos pide un favor, o cuando un anuncio nos anima a consumir un determinado producto…

  4. Función fática (o “de contacto”; relacionada con el canal): se da en todos los mensajes que tienen como finalidad comprobar el correcto funcionamiento del canal de comunicación, o asegurar una comunicación eficaz entre emisor y receptor. Serían ejemplos del uso de esta función el tamaño enorme de los paneles que nos indican las direcciones en la carretera, o cuando hablamos alto para que nos escuchen, o las palabras que indican la apertura y el cierre de la comunicación (por ej., “hola”, “adiós”), o el subrayado de un texto para destacar una parte del mismo, etc.
  5. Función poética (o estética; relacionada con el mensaje): se cumple cuando el mensaje llama la atención por los signos empleados, bien por su belleza -como ocurre normalmente en la Literatura, y más concretamente, en la poesía-, o bien por cualquier otra razón (juegos de palabras, connotaciones, metáforas). Por ej. Los eslogans publicitarios suelen utilizar esta función para llamar la atención y, al mismo tiempo, seducirnos.

  6. Función metalingüística (relacionada con el código): se cumple en aquellos mensajes que, por alguna razón, hacen una referencia directa al código de la comunicación. Los niños usan mucho esta función en su proceso de aprendizaje de la lengua cuando preguntan el significado de las palabras; lo mismo que los extranjeros –por la misma razón-; o cuando alguien pregunta por el significado de alguna palabra que no conoce, o por su ortografía. El empleo más significativo de esta función se da en las clases de Lengua, cuya finalidad es el estudio del lenguaje verbal como código principal de la comunicación.



4º) clasificación y tipología o modalidad textual: los textos se pueden clasificar según su ámbito de uso en las siguientes clases: científicos y técnicos (pertenecientes a las ciencias físico-naturales: Biología, Química, Física, Electrónica, etc.), humanísticos (pertenecientes a las ciencias humanas: Psicología, Sociología, Ciencias Políticas, Lingüística, etc.), jurídicos y administrativos (pertenecientes al ámbito del Derecho y la Administración), periodísticos (pertenecientes al Periodismo), publicitarios (pertenecientes a la Publicidad) y literarios (pertenecientes a la Literatura). Esta es una clasificación ampliamente aceptada, pero no es la única.

Por otro lado, los textos –independientemente de su clasificación- se construyen según unas modalidades textuales, también llamadas tipologías, que son: la narración (cuentan una historia), la descripción (enumeran las cualidades o características de un objeto, una persona, un determinado espacio, etc.), la exposición (transmiten o exponen una información de manera objetiva), la argumentación (defienden una determinada idea o tesis mediante argumentos, con la finalidad de persuadir al receptor), la instrucción-prescripción (nos dan normas e instrucciones que dirigen nuestra conducta) y el diálogo (una conversación entre interlocutores).

Una noticia, por ejemplo, es un texto periodístico según su clasificación; pero al mismo tiempo es narrativo por su tipología o modalidad textual. Un anuncio además de pertenecer a los textos publicitarios, es descriptivo –o incluso argumentativo- por su modalidad, etc.



5º) la organización: los textos se organizan formando una determinada estructura. Existe una estructura externa que viene determinada por la división del texto en capítulos, párrafos o apartados, según sea el caso; y una estructura interna en la que se trata de distinguir entre las ideas principales, secundarias, terciarias…y advertir la relación existente entre ellas. La organización o estructura de un texto se representa mediante un esquema o mapa conceptual.



2.3. La cohesión: se refiere a la estrecha relación que existe entre las distintas unidades lingüísticas (palabras, sintagmas, oraciones, párrafos...) que forman el texto. Para conseguir la cohesión se emplean dos clases de mecanismos o recursos: semánticos y sintácticos.



2.3.1. Los recursos semánticos se refieren a aspectos del significado. Los principales recursos semánticos son (ver los ejemplos del libro):



1º) la cohesión léxica: se consigue mediante el uso de sinónimos (palabras que tienen el mismo o parecido significado) , sinónimos textuales (el sinónimo se forma mediante una expresión), hipónimos (palabras de significado más restringido que el hiperónimo; por ej. “ballena” respecto a “cetáceo”), hiperónimos (palabras que engloban a los hipónimos por tener un significado más amplio; “medio de transporte” respecto a “ciclomotor”, “automóvil”, “barco”, “avión”, etc.), antónimos (palabras de significado contrario) y palabras derivadas (palabras que mediante prefijos y sufijos se forman a partir de una palabra simple).



2º) la progresión temática: se refiere a la forma en que progresa o avanza la información en un texto; puede ser progresión vinculada, cuando la información nueva se basa en lo dicho anteriormente; o progresión no vinculada, cuando la información nueva es independiente de la anterior.



3º) las redes léxicas o campos semánticos: forman una red léxica o campo semántico todas las palabras que comparten un mismo rasgo o aspecto del significado; por ej. “sillón”, “mesa”, “armario”, “mesilla” pertenecen al campo semántico de los muebles; el rasgo de significado que comparten -“mueble” en este caso- se denomina isotopía (“iso”=igual, “topos”=lugar). Así por ej., “barco”, “avión”, “ferrocarril”, “automóvil” comparten la isotopía “medio de transporte”, y forman el campo semántico de los “medios de transporte”.



2.3.2. Los recursos sintácticos empleados para conseguir la cohesión en un texto son:



1º) la sustitución: empleo de pronombres y adverbios deícticos (“allí”, “en aquel lugar”, “entonces”, “en ese momento”, etc.) para evitar la repetición de sustantivos y referencias de espacio y tiempo ya mencionados en el texto.



2º) la deixis: procedimiento lingüístico mediante el cual hacemos referencia o señalamos algo anteriormente dicho (anáfora), o algo que va a aparecer más adelante (catáfora) (ver los ejemplos del libro).



3º) la elipsis: se suprime alguna palabra que se sobreentiende, es decir que no es necesario nombrarla; por ej., el Sujeto elíptico en una Oración; el verbo en Oraciones como “Luisa lee más que Marisol” (se sobreentiende que Marisol “lee”).



4º) los conectores o nexos supraoracionales, también llamados marcadores de discurso, sirven para relacionar o conectar las distintas oraciones y párrafos que componen un texto. El término “supraoracional” (“supra”=”sobre, por encima”) significa que –a diferencia de los nexos oracionales- estos nexos, llamados también conectores, relacionan unidades mayores que una Oración.



La clasificación de los conectores que vamos a seguir es la que aparece en el cuadro de las páginas 20 y 21 del libro de texto.



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