Tema 1. El
texto: definición y propiedades.
- Definición de “texto”.
El texto puede
definirse como un mensaje lingüístico con
sentido completo. El estudio de los
textos y sus propiedades corresponde a una rama de la Lingüística
que se denomina Lingüística del Texto.
La palabra “texto”
proviene del latín “textus” (derivado
de “texere” = tejer),
que significa literalmente “tejido”;
puede entenderse, por tanto, que un texto es -en sentido figurado o
metafórico- “un tejido” formado por palabras que mantienen entre
sí diferentes tipos de relaciones; y son estas relaciones las que
forman la urdimbre o entramado del texto.
- Propiedades del texto.
Las propiedades de un
texto son básicamente tres: la adecuación,
la
coherencia y la
cohesión.
2.1.
La
adecuación:
es el grado de adaptación del texto a la situación comunicativa.
Dicha adaptación requiere una elección apropiada del registro
lingüístico,
entendiendo por tal el modo de expresarse a través de las distintas
variantes
diafásicas (los
diferentes registros lingüísticos propiamente dichos) y las
distintas variantes
diastráticas
(relacionadas con el nivel sociocultural de los hablantes). Los
registros lingüísticos son básicamente tres: el registro
formal
o culto,
el coloquial
o familiar
y el vulgar.
Los textos empleados en la vida académica y social (medios de
comunicación y ámbitos profesionales) utilizan un registro culto,
lo cual implica un uso adecuado del vocabulario
y un respeto por la corrección
gramatical
(ortografía, sintaxis).
2.2.
La
coherencia:
un texto es coherente cuando posee sentido, es decir, cuando su
contenido mantiene una relación lógica con el referente o realidad.
Para ello debe cumplir con una serie de requisitos:
1º) la intención:
todo texto se emite con una determinada intención por parte del
emisor, como puede ser: informarnos de algo, o tratar de
convencernos, o dar su opinión sobre un tema determinado, o
establecer un contacto cordial con el receptor o receptores, o
cualquier otra intención. La intención del emisor está
estrechamente relacionada con las “funciones
del lenguaje” que estudiaremos en el
apartado 3º.
2º) la situación
y el contexto cultural:
todo texto se emite en una determinada situación,
que es el lugar
(¿dónde?) y el momento
(¿cuándo?) en que se emite el texto, y se enmarca en un determinado
contexto cultural,
que es el conjunto de conocimientos que poseen el emisor y el
receptor, los cuales contribuyen a dotar al texto de su correcto
significado. El contexto cultural es de vital importancia en la
comunicación; así por ejemplo, un peruano y un español, a pesar de
hablar la misma lengua, tendrán dificultades para entenderse por el
hecho de vivir en contextos culturales diferentes; por el contrario,
dos aficionados al fútbol se comunicarán fácilmente al compartir
el mismo contexto.
3º) las funciones
del lenguaje: todo texto cumple con una o
varias funciones del lenguaje. Cuando se estudia el fenómeno de la
comunicación, se distinguen seis funciones del lenguaje, cada una
relacionada con un elemento de la comunicación; vamos a estudiarlas:
- Función referencial (también llamada a veces representativa; relacionada con la realidad o referente): define las relaciones entre los signos lingüísticos que componen el mensaje -o texto- y la realidad constituida por el referente. La función referencial es la que nos permite relacionar las palabras “mi casa” con la realidad que efectivamente es mi casa. Esta función no se cumple si a alguien se le habla de un concepto que desconoce. Así por ejemplo, las expresiones “inteligencia emocional” o “empatía” eran desconocidas hasta que la psicología moderna las dio a conocer al gran público en libros y revistas de divulgación; podemos decir que actualmente conocemos el referente, sabemos de qué realidad se trata. Esta función es la base de la comunicación; de tal manera que, podemos decir que si no hay función referencial, no se produce comunicación.
- Función expresiva (o emotiva; relacionada con el emisor): se cumple esta función cuando el emisor utiliza el mensaje para expresar sus emociones (alegría, tristeza, sorpresa, etc.) o para darnos su opinión sobre una determinada realidad o referente. Se cumple esta función cuando, por ej., alguien expresa su alegría ante un determinado acontecimiento, o cuando alguien, un político por ej., hace un análisis de la realidad del país, dando su opinión y proponiendo unas determinadas soluciones.
- Función apelativa (o conativa; relacionada con el receptor): se cumple cuando el emisor utiliza el mensaje para llamar la atención del receptor, o para modificar su conducta. Por ej., cuando un guardia civil de tráfico nos ordena parar el coche; o cuando un amigo o amiga nos pide un favor, o cuando un anuncio nos anima a consumir un determinado producto…
- Función fática (o “de contacto”; relacionada con el canal): se da en todos los mensajes que tienen como finalidad comprobar el correcto funcionamiento del canal de comunicación, o asegurar una comunicación eficaz entre emisor y receptor. Serían ejemplos del uso de esta función el tamaño enorme de los paneles que nos indican las direcciones en la carretera, o cuando hablamos alto para que nos escuchen, o las palabras que indican la apertura y el cierre de la comunicación (por ej., “hola”, “adiós”), o el subrayado de un texto para destacar una parte del mismo, etc.
- Función poética (o estética; relacionada con el mensaje): se cumple cuando el mensaje llama la atención por los signos empleados, bien por su belleza -como ocurre normalmente en la Literatura, y más concretamente, en la poesía-, o bien por cualquier otra razón (juegos de palabras, connotaciones, metáforas). Por ej. Los eslogans publicitarios suelen utilizar esta función para llamar la atención y, al mismo tiempo, seducirnos.
- Función metalingüística (relacionada con el código): se cumple en aquellos mensajes que, por alguna razón, hacen una referencia directa al código de la comunicación. Los niños usan mucho esta función en su proceso de aprendizaje de la lengua cuando preguntan el significado de las palabras; lo mismo que los extranjeros –por la misma razón-; o cuando alguien pregunta por el significado de alguna palabra que no conoce, o por su ortografía. El empleo más significativo de esta función se da en las clases de Lengua, cuya finalidad es el estudio del lenguaje verbal como código principal de la comunicación.
4º) clasificación
y
tipología o
modalidad textual:
los textos se pueden clasificar según su ámbito de uso en las
siguientes clases:
científicos y técnicos
(pertenecientes a las ciencias físico-naturales: Biología, Química,
Física, Electrónica, etc.), humanísticos
(pertenecientes a las ciencias humanas: Psicología, Sociología,
Ciencias Políticas, Lingüística, etc.), jurídicos
y administrativos (pertenecientes al
ámbito del Derecho y la Administración), periodísticos
(pertenecientes al Periodismo), publicitarios
(pertenecientes a la Publicidad) y literarios
(pertenecientes a la Literatura). Esta es una clasificación
ampliamente aceptada, pero no es la única.
Por otro lado, los
textos –independientemente de su clasificación- se construyen
según unas modalidades textuales,
también
llamadas tipologías,
que son: la narración
(cuentan una historia), la descripción
(enumeran las cualidades o características de un objeto, una
persona, un determinado espacio, etc.), la exposición
(transmiten o exponen una información de manera objetiva), la
argumentación
(defienden una determinada idea o tesis mediante argumentos, con la
finalidad de persuadir al receptor), la instrucción-prescripción
(nos
dan normas e instrucciones que dirigen nuestra conducta) y
el diálogo
(una conversación entre interlocutores).
Una noticia, por
ejemplo, es un texto periodístico según su clasificación;
pero al mismo tiempo es narrativo por su tipología
o modalidad
textual. Un anuncio además de pertenecer a
los textos publicitarios, es descriptivo –o incluso argumentativo-
por su modalidad, etc.
5º) la organización:
los textos se organizan formando una determinada estructura. Existe
una estructura externa
que viene determinada por la división del texto en capítulos,
párrafos o apartados, según sea el caso; y una estructura
interna en la que se trata de distinguir
entre las ideas principales,
secundarias,
terciarias…y
advertir la relación existente entre ellas. La organización o
estructura de un texto se representa mediante un esquema
o mapa conceptual.
2.3. La
cohesión:
se refiere a la estrecha relación que existe entre las distintas
unidades lingüísticas (palabras, sintagmas, oraciones, párrafos...)
que forman el texto. Para conseguir la cohesión se emplean dos
clases de mecanismos o recursos: semánticos
y sintácticos.
2.3.1. Los
recursos semánticos
se refieren a aspectos del significado. Los principales recursos
semánticos son (ver los ejemplos del libro):
1º) la cohesión
léxica: se consigue mediante el uso de
sinónimos (palabras
que tienen el mismo o parecido significado) ,
sinónimos textuales (el
sinónimo se forma mediante una expresión), hipónimos
(palabras de significado más restringido que
el hiperónimo; por ej. “ballena” respecto a “cetáceo”),
hiperónimos (palabras
que engloban a los hipónimos por tener un significado más amplio;
“medio de transporte” respecto a “ciclomotor”, “automóvil”,
“barco”, “avión”, etc.), antónimos
(palabras de significado contrario) y palabras
derivadas (palabras que mediante prefijos y
sufijos se forman a partir de una palabra simple).
2º) la progresión
temática: se refiere a la forma en que
progresa o avanza la información en un texto; puede ser progresión
vinculada, cuando la información nueva
se basa en lo dicho anteriormente; o progresión
no vinculada, cuando la información
nueva es independiente de la anterior.
3º) las redes
léxicas o campos
semánticos: forman una red léxica o
campo semántico todas las palabras que comparten un mismo rasgo o
aspecto del significado; por ej. “sillón”, “mesa”,
“armario”, “mesilla” pertenecen al campo semántico de los
muebles; el rasgo de significado que comparten -“mueble” en este
caso- se denomina isotopía (“iso”=igual,
“topos”=lugar). Así por ej.,
“barco”, “avión”, “ferrocarril”, “automóvil”
comparten la isotopía
“medio de transporte”, y forman el campo semántico de los
“medios de transporte”.
2.3.2.
Los
recursos sintácticos
empleados para conseguir la cohesión en un texto son:
1º) la sustitución:
empleo de pronombres y adverbios deícticos (“allí”, “en aquel
lugar”, “entonces”, “en ese momento”, etc.) para evitar la
repetición de sustantivos y referencias de espacio y tiempo ya
mencionados en el texto.
2º) la deixis:
procedimiento lingüístico mediante el cual hacemos referencia o
señalamos algo anteriormente dicho (anáfora),
o algo que va a aparecer más adelante (catáfora)
(ver los ejemplos del libro).
3º) la elipsis:
se suprime alguna palabra que se sobreentiende, es decir que no es
necesario nombrarla; por ej., el Sujeto elíptico en una Oración; el
verbo en Oraciones como “Luisa lee más que Marisol” (se
sobreentiende que Marisol “lee”).
4º) los conectores
o nexos supraoracionales,
también llamados marcadores
de discurso,
sirven para relacionar o conectar las distintas oraciones y párrafos
que componen un texto. El término “supraoracional”
(“supra”=”sobre, por encima”) significa que –a diferencia
de los nexos oracionales- estos nexos, llamados también conectores,
relacionan unidades mayores que una Oración.
La clasificación
de los conectores que vamos a seguir es la
que aparece en el cuadro de las páginas 20 y 21 del libro de texto.
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