sábado, 3 de mayo de 2014

Comentario de texto: “La carbonerilla quemada”, de Juan Ramón Jiménez.


Comentario de texto: “La carbonerilla quemada”, de Juan Ramón Jiménez.

      1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto. (1.5 puntos)

  • (versos 1 al 4): mes de julio, a la hora de la siesta, un horno prende las ropas de una niña.
  • (versos 5 al 7): por la tarde regresa la madre; nada hace presagiar el terrible accidente.
  • (versos 8 al 14): la niña se encuentra moribunda a consecuencia de las quemaduras. Cuenta a su madre cómo intentó sin éxito apagar el fuego, y cómo la llamó inútilmente.
  • (versos 15 al 21): la madre intenta salvar la vida de la niña llevándola al pueblo montada en el potro. La niña muere por el camino, mientras todos los elementos de la naturaleza transmiten una imagen apacible.
  • (verso 22): Dios, en la inmensidad de la noche, parece también ajeno a la desgracia de la niña.

2 a. Indique el tema del texto. (0.5 puntos)

La trágica muerte de una niña a pesar del intento de la madre por salvarla, y pasividad aparente de Dios ante la desgracia.


2 b. Resuma el texto. (1 punto)

En este poema, Juan Ramón Jiménez nos relata cómo una niña carbonera muere a consecuencia de las heridas producidas por las quemaduras que sufre accidentalmente mientras realizaba su trabajo. El hecho de que el suceso se produzca durante el mes de julio, a la hora de más calor, la siesta, hace que el accidente adquiera un cariz de un dramatismo insoportable. Cuando la madre llega ya por la tarde, encuentra a la niña en un estado lamentable, e intentará inútilmente salvarla conduciéndola al pueblo. Todo ello sucede en un ambiente en el que la naturaleza y Dios mismo parecen ajenos a la desgracia.


      1. Realice un comentario crítico del contenido del texto. (3 puntos)

Juan Ramón Jiménez, que nació en Moguer y que pasó allí algunos años decisivos de su juventud, bien pudo recoger in situ la noticia de este trágico suceso. No es difícil imaginar con ese pinar, el agua discurriendo por el camino y los pollinos trotando -entre ellos Platero-, la geografía onubense.

La producción de carbón vegetal era una tarea muy frecuente en las zonas rurales, por lo que un accidente como el descrito por Juan Ramón no era nada raro, de la misma manera que no era nada extraño que los niños ayudaran con su trabajo a la economía doméstica.

El suceso es descrito con un tremendo realismo. La sensación de calor se hace asfixiante en los cuatro primeros versos, donde la siesta de julio se metaforiza en un ascua violenta y ciega, la arena -utilizada en las carboneras- quema como si tuviera fiebre, el sonido del canto de las cigarras se hacen insufrible y el cielo tiene el color ceniciento de la plata calcinada.

Ya por la tarde, cuando regresa la madre montada en el potro, vemos un fuerte contraste entre el pinar que ríe, la brisa que renueva la vida y la misma vida que está a punto de abandonar el cuerpo de la niña. El color violeta del cielo nos da una imagen casi idílica en oposición también a la desgracia.

La descripción se hace insoportablemente realista en la imagen de la carne rosa y negra por efecto de las quemaduras. El dolor de la niña está presente en todo: en el roce de los besos que adivinamos que trata de darle la madre, en el roce del aire injustamente alegre y bello; hasta la mirada de la madre produce dolor a la niña.

El relato de la niña -en el que están presente los rasgos dialectales del andaluz- resulta también teñido de dramatismo: el remedio inútil de la arena que quema, las llamadas infructuosas de la niña a la madre, las llamas que cubren su cuerpo, y el sentimiento terrible de soledad ante la desgracia. Es imposible permanecer insensible ante tanto dolor.

La tragedia llega a su punto culminante en el momento de la muerte, donde los ojos de la niña, rebosantes de vida en otro momento, espantados por el horror, son ahora raíces secas -sin vida- de las estrellas. Y mientras se produce este desenlace fatal, la naturaleza despliega todo su esplendor vital: la brisa fresca juega, el agua -que tan necesaria hubiera sido para la niña- discurre a lo largo del camino, la hierba se ondula por efecto de la misma brisa, y los pollinos presienten el momento del juego ante la proximidad de los niños.

El mismo Dios se muestra ajeno ante la desgracia bañándose -de nuevo la imagen del agua- en el cielo de la noche. ¿Quiere decirnos Juan Ramón que Dios es insensible al dolor humano? ¿O quizás es que Dios trasciende dicho dolor y permanece inalterable en su trascendencia, en su estado superior? Sea como fuere, resulta difícil desentrañar el significado de este último verso.

jueves, 1 de mayo de 2014

Comentario de texto: “El partido”, de Manuel Vicent.




Comentario de texto: “El partido”, de Manuel Vicent.

(“El País” 23-3-2014)

      1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto. (1.5 puntos)

  • durante la dictadura, el “partido” era el partido comunista/ ahora en democracia, el “partido” es el clásico Real Madrid - Barça.

  • Algunos intelectuales consideran el fútbol como un espectáculo alienante de masas; bien mirado, se trata de la representación moderna del doble eje que mueve toda la filosofía griega: la dialéctica entre Apolo (la idea) y Dioniso (la orgía):

    - Euclides: geometría del campo
    - héroes apolíneos (los jugadores): impulsan la esfera
    - el coro en las gradas (la afición): la irracionalidad

  • quiebra de la teoría de Apolo:

    - excesiva efusividad del futbolista que marca el gol
    - Real Madrid – Barça: simbolización de los valores nacionalistas

  • la esencia del fútbol: el error del árbitro (lo mismo que Sócrates en Atenas)


    2 a) Indique el tema del texto. (0.5 puntos)

  • El fútbol como representación moderna de la dialéctica entre Apolo (la idea) y Dioniso (la orgía).

    2 b) Resuma el texto. ( 1 punto)

  • El texto de Manuel Vicent nos ofrece una mirada original sobre el espectáculo del fútbol, que lejos de ser un fenómeno alienante de masas -como sostienen algunos intelectuales- se trata de la representación moderna de la dialéctica entre Apolo (la idea, la perfección) y Dioniso (la orgía, la irracionalidad). Los jugadores representan a los héroes apolíneos transformando el pensamiento (la estrategia) en acción (juego), mientras que la afición en las gradas encarna el coro dionisíaco, manifestación de la irracionalidad. Sin embargo, la perfección y equilibrio apolíneos desaparecen cuando el futbolista que marca el gol muestra una efusividad desmesurada o, más aún, cuando los equipos se convierten en símbolos de los valores nacionalistas. El equilibrio apolíneo vuelve a romperse cuando el árbitro saca una tarjeta roja equivocada, repitiendo el episodio en el que Atenas condenó a Sócrates. Así es la filosofía griega (así es el fútbol).

    3. Realice un comentario crítico del contenido del texto. (3 puntos)

  • El texto de Manuel Vicent presenta un abanico amplio de sugerencias. La primera aparece en las primeras líneas, en las que vemos cómo en función del contexto histórico y político una palabra -“partido” en este caso- puede adquirir connotaciones tan dispares, lo cual supone una demostración palpable de que la Lengua -la Semántica- está en constante transformación.
  • La consideración del fútbol como un espectáculo alienante de masas fue usual entre muchos intelectuales de la época franquista: era evidente que la pasión que desataba el fútbol entre los aficionados servía como instrumento óptimo para hacer olvidar la situación de falta de libertad política que los españoles tuvieron -tuvimos- que soportar durante casi cuarenta años.
  • La visión del fútbol como representación moderna del doble eje que movió a la filosofía griega, donde fue constante la dialéctica o movimiento pendular entre lo apolíneo -representando el equilibrio, la perfección- y lo dionisíaco -como manifestación de lo que hay de irracional en el alma humana-, es sencillamente genial. Euclides está presente en la geometría dibujada en el campo; los jugadores -héroes apolíneos- se encargan de transformar en una equivalencia perfecta el pensamiento en acción, a pesar de que no siempre sea así (¡pobre Betis!). La afición en las gradas sufre una verdadera catarsis viendo a sus jugadores desplegar toda su habilidad en el campo, y hay que reconocer que siempre será más barata una entrada para un clásico que un programa de visitas al psicoanalista, con la ventaja añadida del tiempo que se gana. La catarsis puede rozar la tragedia si los coros de los respectivos equipos enarbolan los sentimientos nacionalistas, aunque habrá que reconocer que sería peor un enfrentamiento bélico con armas de fuego reales.
  • Por último, Manuel Vicent nos recuerda lo paradójico que resulta que en un mundo como el actual, donde la tecnología punta de la imagen es algo tan corriente, se deje el arbitraje de un partido a las decisiones que una persona -el árbitro-, con todas las posibles limitaciones de la percepción, pueda tomar en un momento dado. Quizás la polémica en un espectáculo de masas como el fútbol sea más rentable desde el punto de vista mediático, y a la postre, económico. Y quizás sea por eso que para los dirigentes de la FIFA el “ojo de halcón” sea solamente el ojo de un ave rapaz.