lunes, 17 de marzo de 2014

Comentario crítico al texto propuesto en la prueba de lectura de “Los girasoles ciegos”



Comentario crítico al texto propuesto en la prueba de lectura de “Los girasoles ciegos”

de 2º de Bachillerato de Ciencias de la Salud y Tecnología.

El texto, perteneciente al cuarto relato titulado “Los girasoles ciegos” del libro de Alberto Méndez , es un fragmento de la carta que el hermano Salvador dirige a un religioso al que llama Padre, y que probablemente sea su superior en la Orden, una vez ocurrido el fatal desenlace de esta historia.

En este texto, y a modo de confesión, el hermano Salvador reconoce sentirse “herido” en su orgullo y “avergonzado...por las obsesiones” que le ha causado su acercamiento a Elena, la madre de Lorenzo, obsesiones fundamentalmente de cariz sexual, que han cuestionado o puesto en duda su vocación sacerdotal.

En este estado de zozobra interior, el hermano Salvador -informa en su carta- pidió autorización en el colegio para abandonar -pensamos que provisionalmente, con objeto de tomarse un tiempo de reflexión- el convento y el centro educativo. Obtenido el permiso, el hermano Salvador se instaló en una pensión. En esta situación, adivinamos que de soledad, es cuando este personaje empieza a advertir todo el enorme coste de su aventura pasional, es decir, todo lo que Elena, negándose a sus requerimientos, le ha arrebatado: su fe -que sustentaba su vocación religiosa-, su vocación -que ha salido derrotada de esta prueba-, su sentimiento de pertenecer a los vencedores de la guerra -”su Victoria”-, lo que le otorga una superioridad moral y efectiva sobre Elena, que pertenece al grupo de los vencidos, y fundamentalmente, su hombría, que ha sido humillada por el rechazo de esta mujer.

Vemos además cómo el hermano Salvador no reconoce su papel de acosador cuando dice que Elena le “negaba lo que nunca llegó a pedirle”, siendo lo cierto que su conducta moralmente reprochable lo ha puesto en evidencia. De la misma manera que sus “desvelos” por favorecer a Elena en su condición de mujer sola y a su hijo Lorenzo, no son más que una forma hipócrita de ocultar su pulsión sexual.

El hermano Salvador no puede comprender -ni tolerar- el rechazo que una mujer “desbaratada por tantos fracasos” le está presentando. Necesita una explicación -”una respuesta”- a la actitud esquiva de esta mujer que, conforme al sentimiento de superioridad con el que él actúa, debiera aceptar sus ofrecimientos como valedor o protector.

En mi oipinión, el hermano Salvador ha salido profundamente derrotado de esta situación, en la que ha puesto en juego demasiadas cosas: su vocación sacerdotal, su conciencia de vencedor de la guerra y, sobre todo, su condición de hombre. El resultado es un ser humano completamente hundido por tanta pérdida, que además no es consciente ni, por tanto, capaz de reconocer su responsabilidad ante su propia conducta hipócrita y claramente censurable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.