martes, 10 de diciembre de 2013

Comentario crítico al poema "Por encima del mar, desde la orilla americana del Atlántico", de Rafael Alberti.


Comentario crítico al poema “Por encima del mar, desde la orilla americana del Atlántico”,

de Rafael Alberti.



El título del poema de Alberti, “Por encima del mar, desde la orilla americana del Atlántico” nos da dos referencias espaciales: la primera, “por encima del mar”, frase cuyo sentido completo advertimos en el último verso -”voy de nuevo a cantarte”- señala la intención del poeta de proyectarse hacia ese espacio lejano; la segunda, “desde la orilla americana del Atlántico”, indica el punto de origen de esa proyección, evidentemente imaginaria, en el espacio.

En la primera estrofa el poeta invoca a Cádiz, colocándose en una situación hipotética -”Si yo hubiera podido...hablarte como entonces”-, en la que el adverbio “entonces” muestra catafóricamente una imagen del pasado: “como cuando descalzo por tus verdes orillas/ iba a tu mar robándole caracolas y algas”.

En la segunda estrofa, Alberti, sin dejar de dirigirse a Cádiz, expresa las dos razones por las cuales hubiera merecido haber podido hablar a su ciudad salvando la distancia que le impone el océano: “por haberte llevado tantos años conmigo” -es decir en su corazón-, y “por haberte cantado casi todos los días”, donde podemos muy bien sustituir el verbo “cantar” por “poetizar”; por otro lado, vemos cómo en los dos últimos versos de la estrofa se produce una identificación entre Cádiz y su experiencia de la felicidad: “llamando siempre Cádiz a todo lo dichoso,/ lo luminoso que me aconteciera.”.

La tercera estrofa se abre con dos peticiones conmovedoras: “siénteme cerca, escúchame”, y se cierra con la razón de esas peticiones: “Hoy tengo muchas cosas, muchas más que decirte.”. Los versos intermedios expresan mediante una comparación -“igual que”- el deseo del poeta de encontrarse realmente en el espacio imaginado, evocando la materialidad de ese espacio: “igual que si mi nombre, si todo yo tangible,/ proyectado en la cal hirviente de tus muros,/...te hablara.”.

En la cuarta y última estrofa, Alberti muestra su convencimiento de que la lejanía en el espacio no será un obstáculo para ser oído: “yo sé que lo lejano.../ no hace que los oídos/ de tu siempre dispuesto corazón no me oigan.”. El último verso expresa el deseo decidido del poeta de salvar ese espacio que lo separa de lo que él más quiere, de su Cádiz natal: “Por encima del mar voy de nuevo a cantarte.”.

Para concluir, diremos que nos resulta fácil identificarnos con el sentimiento de nostalgia que invade el poema cuando recordamos las dramàticas circunstancias que llevaron a Alberti, miembro del Partido Comunista, al exilio al finalizar la Guerra Civil española en 1939; primero a Argentina, donde permaneció hasta 1963, y luego a Roma, desde donde regresaría a España en 1977, después de treinta y ocho años de su salida. Afortunadamente tuvo aún la oportunidad de cantar a Cádiz desde su casa del Puerto de Santa María, donde murió en 1999, a los noventa y seis años de edad, conservando, a pesar de su avanzada edad, un estado de envidiable lucidez.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Tema 2 de Literatura: la Lírica española del siglo XX hasta 1939.


Tema 2 de Literatura: la lírica (poesía) del siglo XX hasta 1939.


1. El Modernismo.

Se denomina Modernismo al movimiento literario nacido en Hispanoamérica en el último cuarto del siglo XIX y difundido en España por el poeta y diplomático nicaragüense Rubén Darío a raíz de la publicación de Prosas profanas (1896). Como consecuencia del mismo, la poesía española de la época va a consagrarse a la exaltación de la belleza, adquiriendo un aire aristocrático que se aparta de lo vulgar y de lo cotidiano. Esa exquisitez se mostrará en los temas, en el cuidado de la forma y en el despliegue de elementos sensoriales a lo largo del poema.

 

1.1. Los temas del Modernismo.

Dos líneas temáticas principales se distinguen en el Modernismo:

a) La línea escapista, la más representativa de este movimiento, se caracteriza porque el poeta, en su búsqueda de la belleza, se refugia en mundos raros y cosmopolitas: lugares exóticos y lejanos (Japón, Grecia, París, etc.) y épocas antiguas (la Edad Media, el Renacimiento). Se construyen palacios, jardines, pagodas, por los que desfilan princesas, guerreros legendarios, cisnes, ninfas y sátiros.

b) La línea intimista muestra el malestar del poeta ante lo que le rodea: el amor y el mundo son vistos con ojos melancólicos y hay un deseo de plenitud que resulta irrealizable. Todo ello se enmarca en paisajes otoñales o solitarios jardines crepusculares.


1.2. El estilo y la métrica.

Los poetas modernistas, para conseguir la ansiada belleza, recurren a todas las posibilidades que el lenguaje les ofrece: la musicalidad, el cromatismo, el simbolismo, la utilización de un léxico muy rico (neologismos, cultismos, arcaísmos). Utilizan además imágenes audaces y frecuentes sinestesias.

Destaca su habilidad en el uso de la métrica, en la que, aunque siguen empleando los versos de más tradición (octosílabos y endecasílabos), se inclinan por metros poco habituales hasta entonces como el alejandrino, el dodecasílabo o el eneasílabo.


1.3. Los poetas modernistas españoles.

A Rubén Darío, a pesar de ser nicaragüense, se le incluye en las historias de la literatura española por su decisivo papel en la implantación del Modernismo en España. Sus obras más importantes son Azul, en el que sobresale el empleo de símbolos como el cisne, encarnación del ideal poético de Rubén, Prosas profanas, que representa la plenitud de la línea de evasión cosmopolita, y Cantos de vida y esperanza, con una poesía más íntima y preocupada por el hombre. Ahora bien, las genuinas figuras de la poesía modernista española son Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, y ello aunque uno y otro evolucionaran en etapas posteriores de su creación hacia otros postulados estéticos.


1.4. Antonio Machado.
 

Nació en Sevilla en 1875. Fue catedrático de francés e impartió clases en Soria, en Baeza, Segovia y finalmente en Madrid. Enviudó un año después de casarse, y este desgraciado hecho marcó profundamente su carácter y su poesía. Murió en el exilio en Francia en 1939.

En su producción poética se pueden diferenciar tres etapas:

- la primera etapa, de clara influencia modernista, está representada por su libro Soledades, galerías y otros poemas, obra caracterizada por su tono intimista y por la presencia de temas como el tiempo, la muerte y la soledad, desarrollados mediante símbolos como el camino, la fuente o la tarde.

- en la segunda etapa desaparece la influencia de Rubén Darío y domina la preocupación por España. A esta etapa pertenece Campos de Castilla, libro en el que el canto al paisaje castellano se mezcla con el desasosiego y la crítica por la decadencia de España. En algunos poemas como en “A un olmo seco” aparece el dolor por la muerte de su mujer.

- la tercera etapa, en la que aparece su libro Nuevas canciones, se caracteriza por el predominio de las preocupaciones filosóficas y sociales.


1.5. Juan Ramón Jiménez.
 
Nació en Moguer (Huelva) en 1881. Fue una persona marcada por una extrema sensibilidad. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1956. 
 
Su trayectoria poética está marcada por su total dedicación a la poesía y a la búsqueda constante de la belleza. En dicha trayectoria pueden distinguirse las siguientes etapas:

- La etapa sensitiva, que comprende sus comienzos neorrománticos, de clara inspiración becqueriana, como puede verse en su libro Arias tristes. Más tarde recibe la influencia del Modernismo, innegable en obras como La soledad sonora, en la que destacan rasgos como el colorido, la adjetivación brillante y el uso de versos alejandrinos.

- La etapa intelectual, representada por el Diario de un poeta recién casado. En ella, Juan Ramón abre el camino a la poesía pura: el lenguaje se condensa para nombrar lo esencial de las cosas y la estructura del poema se simplifica para hacer transparentes las sensaciones.

- La etapa suficiente, desarrollada en el exilio y recogida en dos libros fundamentales: La estación total y Dios deseado y deseante. En ella, su poesía se hace cada vez más trascendente, hasta desembocar en lo metafísico e incluso en cierto misticismo.

Juan Ramón sobresale también como prosista en libros como Platero y yo, escrito en un lenguaje modernista.


2. El Vanguardismo.

Con esa denominación se alude a los movimientos artísticos que tienen lugar en Europa entre las dos guerras mundiales y cuyo objetivo es innovar las artes, acabando con los restos del arte antiguo. Entre ellos, podemos destacar los siguientes:

- el Futurismo proclama la ruptura radical con el pasado y alaba las conquistas de la técnica. Su lenguaje suprimirá los nexos sintácticos y los signos de puntuación para conseguir dinamismo.

- el Dadaísmo propugna, frente a la razón, liberar la fantasía y crear un lenguaje incoherente, siguiendo su gusto por la provocación y el escándalo.

- el Surrealismo, para el que el ser humano no podrá alcanzar la libertad absoluta hasta liberar los impulsos reprimidos en el subconsciente, defiende la escritura automática, en la que el autor transcribe inmediatamente lo que le viene a la mente sin ningún tipo de autocensura.


2.1. El Vanguardismo en España.

Las inquietudes renovadoras europeas se conocieron casi inmediatamente en España gracias a la labor difusora de Ramón Gómez de la Serna, quien, aún sin cultivar la poesía, y gracias a los atrevimientos metafóricos de sus greguerías y su concepción de la literatura como arte autónomo, ejerció una influencia decisiva en los ismos hispanos y en la Generación del 27. Entre tales ismos hispanos sobresalen:

- el Creacionismo, para el que el arte debe actuar a semejanza de la naturaleza, es decir, no imitando sino creando una realidad nueva no existente antes, de forma que el poema se explique por sí mismo, y no por referencia al mundo exterior. En España su principal representante será Gerardo Diego.

- el Ultraísmo, en cuyas obras aparecen imágenes y metáforas irracionales en disposición tipográfica a modo de caligramas; entre los ultraístas destacan Guillermo de la Torre y el ya nombrado Ramón Gómez de la Serna.



3. La Generación del 27.

Se denomina Generación del 27 a un grupo de escritores que publican sus obras más representativas entre 1920 y 1935, y que se reúnen en torno a la Residencia de Estudiantes de Madrid. El nombre surge a raíz de la celebración del tercer centenario de la muerte de Góngora, que tuvo lugar en el Ateneo de Sevilla en 1927 y en la que participaron muchos de los poetas del grupo. Pertenecen a esta generación Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Rafael Alberti y Federico García Lorca.



3.1. Características de la Generación del 27. 



Los poetas de la Generación del 27 se caracterizan por:

- cultivar tanto la poesía tradicional como la poesía vanguardista representada por los ismos (creacionismo, ultraísmo, surrealismo): por un lado, resulta innegable la influencia de la literatura clásica española, tanto culta como popular, posterior al siglo XV (el Romancero, la poesía de cancionero, Garcilaso de la Vega; Góngora, Bécquer). Por otra parte, el influjo de J. R. Jiménez y de los ismos se observa en ciertos temas, en la innovadora disposición tipográfica de algunos poemas y en la desaparición de la métrica clásica, que será sustituida por el versículo.

- cultivo intenso de la imagen y la metáfora: los miembros del grupo crean un lenguaje poético brillante y sugerente alejado de la lengua corriente.

- innovación métrica: utilizan con frecuencia el versículo (versos sin medida ni rima) junto a estrofas tradicionales (soneto, cuarteto, romance, etc.).

- variedad temática: al lado de temas vanguardistas, relacionados con la técnica, lo moderno y lo intelectualizado, recuperan temas tradicionales, como el amor, la muerte o el paisaje.


3.2. Etapas de la Generación del 27.

- La primera etapa abarca hasta 1927, y se caracteriza por la influencia de las vanguardias y de la poesía pura de J. Ramón Jiménez. Los rasgos de este período son la preocupación por conseguir la belleza total del poema, la depuración del lenguaje y la experimentación. Pero por otro lado se percibe el peso de la lírica tradicional, sobre todo en los primeros libros (Marinero en tierra, de Alberti, Romancero gitano, de García Lorca, Versos humanos, de Gerardo Diego).

- En la segunda etapa, de 1927 a la Guerra Civil, las circunstancias históricas de España (el final de la dictadura de Primo de Rivera, la crisis económica de 1929, la instauración de la República...) llevan a la mayoría de los autores -bajo la influencia de Pablo Neruda, residente en esa época en nuestro país- a adoptar una actitud de compromiso social. Surge así una preocupación creciente por los sentimientos humanos (la libertad, el amor, la angustia existencial, los sueños...)

- En la tercera etapa, comenzada tras la Guerra Civil, el grupo se dispersa: algunos poetas, como F. García Lorca, han muerto; otros, como Salinas, Alberti y Cernuda, se exilian, y finalmente otros permanecen en España, como es el caso de Aleixandre y Gerardo Diego. La evolución personal de cada uno les encamina hacia estéticas muy distintas, aunque todos coinciden en retomar los temas humanos, agudizados por el sufrimiento de la guerra y sus consecuencias (miseria, censura, exilio, nostalgia de la tierra perdida).


3.3. Autores de la Generación del 27.

- Pedro Salinas destaca como poeta de temática amorosa, en sus obras La voz a ti debida y Razón de amor.
 
-Jorge Guillén es representante más destacado de la poesía pura dentro de la generación. Sobresalen sus libros Cántico y Clamor.
 
- Vicente Aleixandre parte de un concepto pesimista del mundo (La destrucción o el amor) para cultivar posteriormente la poesía solidaria (Historia del corazón).
 
- Gerardo Diego sobresale por su maestría para cultivar tanto la poesía vanguardista, representada por Manual de espumas, como la poesía más clásica y humana, plasmada en sus Versos humanos.
 
- Dámaso Alonso se interesa por hallar respuestas al problema existencial del vivir humano en libros como Hijos de la ira.
 
- Luis Cernuda concibe el mundo como un choque permanente entre los anhelos del ser humano y las trabas sociales, lo que se resume en el título que da nombre a toda su obra, La realidad y el deseo.
 
- Rafael Alberti recorre varias líneas poéticas a lo largo de su obra. En sus primeras obras, como Marinero en tierra, sigue los modelos de la lírica popular. El surrealismo le sirve de medio de expresión de la angustia existencial del hombre en Sobre los ángeles, escrita en versículos. La nostalgia del exilio está presente en Retornos de lo vivo lejano. Alberti fue además un gran prosista, como atestigua su libro de memorias La arboleda perdida.
 
- Federico García Lorca es un autor de grandes contrastes: se unen en su poesía lo culto y lo popular, lo tradicional y lo vanguardista. Lorca trata de expresar el dolor de “la Andalucía del llanto” en sus primeros libros, Poema del cante jondo y Romancero gitano. Recurre al surrealismo para expresar sus inquietudes sociales en Poeta en Nueva York, en el que expone su angustia ante la civilización moderna. Sus últimas obras, Diván del Tamarit, de influencia árabe, Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, prodigiosa elegía a un torero amigo, y los Sonetos del amor oscuro, muestran un profundo sentimiento del dolor humano.

jueves, 24 de octubre de 2013

Tema 1 de Literautura: la narrativa española del siglo XX hasta 1939


Tema 1 de Literatura: La narrativa del siglo XX hasta 1939.





1. El contexto histórico mundial del siglo XX.


A comienzos del siglo XX Europa vive una época de gran prosperidad económica. Junto al desarrollo de una opulenta clase burguesa surgen los primeros movimientos obreros nacidos a finales del siglo XIX representados por socialistas, comunistas y anarquistas. Después de la 1ª Guerra Mundial (1914-1918), Europa pierde la hegemonía que había venido ejerciendo durante siglos, y en su lugar emergen dos grandes potencias: Estados Unidos y Japón.



Los años que discurren entre la 1ª y la 2ª Guerra Mundial son denominados históricamente como período de entreguerras. Se producirá en 1917 la Revolución Rusa, que dará lugar al primer estado comunista. En 1929 el sistema capitalista sufre una profunda crisis evidenciada por el crack de la bolsa de Nueva York, lo que propiciará el nacimiento en Europa de las ideologías fascistas, representadas por Mussolini en Italia y Hitler en Alemania.



El afán expansionista del nacionalsocialismo alemán y del fascismo italiano provocará el comienzo de la 2ª Guerra mundial (1939-1945), cuyo resultado será la derrota de las potencias de eje, Alemania y Japón, y la división de los estados en dos bloques: el comunista y el capitalista.



El enfrentamiento entre ambos sistemas, el comunista soviético y el capitalista norteamericano, dará lugar al período de la Guerra Fría, que finalizará en 1989 con la caída del Muro de Berlín y la posterior disolución de la Unión Soviética en 1991, consolidándose de esta forma la sociedad de consumo, que caracterizará a la economía capitalista.


Finalizando el siglo XX, se producen dos fenómenos que transformarán profundamente las relaciones sociales: la globalización económica y la sociedad de la información surgida del desarrollo tecnológico. Ambos fenómenos siguen protagonizando los principales acontecimientos del mundo actual.



2. El contexto histórico español hasta 1939.


El siglo XIX finaliza con el desastre del 98, esto es, con la pérdida de las últimas colonias del imperio español, Cuba y Filipinas. Este hecho sacudió intensamente la política y la ideología nacionales, y los intelectuales abogaron por una reforma general de la vida española.



Bajo el reinado de Alfonso XIII, iniciado en 1.902, España se ve envuelta en una sangrienta guerra con Marruecos, cuyos efectos, unidos a la crisis económica de los años 20, culminarán en la instalación de la dictadura del general Primo de Rivera (1923-1930).



El 14 de abril de 1.931 se proclama la Segunda República, un período agitado en lo político y de enorme riqueza cultural en el que la radicalización de las posturas ideológicas y el incremento de la violencia frustraron los proyectos de modernización. El levantamiento militar del 18 de julio de 1936 provoca una Guerra Civil que terminaría tres años después con la implantación de la Dictadura Franquista.



3. La Literatura española del siglo XX.


La intensa conmoción que supuso la Guerra Civil (1936-1939) en la sociedad española determina la división de la vida cultural, y por tanto, de la Literatura, en dos períodos: el anterior a la guerra (1900-1939), y el posterior (1939 hasta la actualidad).



Los principales movimientos literarios que se desarrollan hasta 1939 son: el Modernismo, dentro del cual podemos situar a la Generación del 98, el Novecentismo o Generación del 14, y la Generación del 27.



Después de la Guerra Civil, las corrientes literarias que se suceden son numerosas, por lo que tradicionalmente se estudia la evolución de la Literatura Española a través de los géneros literarios: la narrativa posterior a 1939, la poesía posterior al 39 y el teatro posterior al 39, pudiéndose establecer dos períodos: el correspondiente al régimen de Franco, y el iniciado a partir de la Restauración de la Monarquía en la figura del rey Juan Carlos I.





4. La Generación del 98.



Se denomina Generación del 98 a un grupo de escritores que vivieron en su juventud el desastre colonial, lo que modeló sus inquietudes y sus anhelos. Tradicionalmente se incluyen en la misma Pío Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu, Miguel de Unamuno, Antonio Machado y Valle-Inclán (aunque éstos dos últimos con reservas, ya que siguen una evolución ideológica y estética distinta a sus compañeros). Este grupo de autores cumple los principales requisitos para hablar de una generación literaria: nacen en fechas próximas, mantienen relaciones personales intensas -especialmente los cuatro primeros-, participan en actos colectivos -como la visita a la tumba de Larra- y existe, finalmente, un acontecimiento generacional que aúna sus voluntades: el “desastre del 98”, fecha que les ha dado nombre, y que se refiere a la ya citada pérdida de las últimas colonias, Cuba y Filipinas.



4.1. Características de la Generación del 98:



  • Muestran una gran interés por los grandes temas de la existencia humana: el sentido de la vida, el destino del hombre, la actitud religiosa...
  • Su preocupación ante la situación nacional convierte el tema de España en el eje central de su obra. Critican, sobre todo, a los gobernantes corruptos, el atraso del campo y los vicios nacionales. Creen que los problemas del país hallarán solución en la medida en que se produzca en el pueblo un cambio de mentalidad.
  • El deseo de modernizar el país les hace volver sus ojos a Europa, y así Unamuno la necesidad de europeizar a España. En una segunda etapa, sin embargo, reivindicará los valores nacionales más “castizos” y hablará de españolizar Europa.
  • Buscan la esencia de lo español en las tierras de Castilla, en su historia y en su literatura. Aman los viejos pueblos y el paisaje castellano.
  • Muestran afán por renovar literariamente nuestra lengua. Recuperan palabras tradicionales y utilizan arcaísmos. Con el fin de transmitir con claridad sus ideas, defienden un estilo antirretórico caracterizado por la sobriedad y la precisión.
  • Además del cultivar con frecuencia el ensayo y el periodismo, cauces apropiados para la exposición de sus ideas, tratan de modernizar los géneros literarios; por ejemplo, las nivolas de Unamuno, mezcla de reflexión y relato, supusieron un profundo cambio en la narrativa de su época.



4.2 Miguel de Unamuno.



Nacido en Bilbao (1864-1936), fue rector de la Universidad de Salamanca y llegó a ser desterrado a la isla de Fuerteventura por sus ataques al rey y al general Primo de Rivera.

Expuso en sus ensayos En torno al casticismo y Del sentimiento trágico de la vida su pensamiento respecto a el problema de España, diferenciando entre historia e “intrahistoria”, siendo esta última “la vida silenciosa de millones de hombres sin historia” que son la base de la verdadera historia. La cuestión religiosa es el tema de La agonía del cristianismo.



Como novelista, renueva el género a través de una serie de innovaciones: la concepción de la novela como un método de conocimiento; la estructura abierta, con la existencia consiguiente de varias interpretaciones; la presencia de un protagonista individual en lucha contra la idea de la muerte; la reinterpretación del concepto de realismo (mezcla personajes reales con los de ficción, intercala relatos...); etc. De ahí que inventara la palabra “nivola” para denominar sus novelas, entre las que destacan Niebla, Abel Sánchez, La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir.



Cultivó también la poesía de tema religioso y filosófico (El Cristo de Velázquez) y el teatro.



4.3 Pío Baroja.



Nacido en San Sebastián (1872-1956), comenzó defendiendo las ideas regeneracionistas y anarquistas para acabar en una actitud de total desilusión y escepticismo.



Baroja fue un escritor fecundísimo. Muchas de sus novelas se agrupan en “trilogías”, entre las que destacan:



- la lucha por la vida: formada por La busca, Mala hierba y Aurora roja, en las que el autor describe los barrios más míseros de Madrid.

- la raza: formada por El árbol de la ciencia, una de las más leídas de Baroja, La dama errante y La ciudad de la niebla.


Entre 1913 y 1935 escribió una serie de novelas con el título general de Memorias de un hombre de acción, cuyo dinámico protagonista, Eugenio de Aviraneta, es un antepasado del autor.


Son rasgos típicamente barojianos la total libertad en la construcción de la novela -en la que se van yuxtaponiendo los episodios, anécdotas y digresiones sin otro nexo que la figura del protagonista-, la pintura de ambientes, la inadaptación vital de sus personajes - en conflicto consigo mismo o con el medio-, y el ágil ritmo narrativo, con frases cortas y descripciones impresionistas.



4.4 José Martínez Ruiz “Azorín”.



Nacido en Monóvar (Alicante, 1873-1967), evolucionó desde sus ideas revolucionarias juveniles hacia posturas conservadoras.



Sus temas recurrentes –las evocaciones de infancia y juventud, las recreaciones de tierras y hombres de España, las pinturas de paisajes- dominan tanto en sus ensayos (Los pueblos, Castilla) como en sus novelas (La voluntad), en las que el argumento es tan tenue que parece un pretexto para hilvanar pinturas de tipos y ambientes. Su estilo, basado en el predominio de frases cortas, se caracteriza por la precisión y la claridad.



4.5 Ramón del Valle-Inclán.



Nació en Villanueva de Arosa (Pontevedra, 1866-1936), fue un escritor peculiar, con su aspecto bohemio y un tanto excéntrico.

En sus inicios narrativos utiliza, al igual que en su teatro, una estética modernista de lenguaje sonoro y musical, período del que son buen exponente sus Sonatas, cuyo protagonista, el Marqués de Bradomín, símboliza un mundo aristocrático y decadente en una Galicia primitiva. Pero a partir de la serie de novelas recogidas bajo el título general de La guerra carlista comienza su evolución hacia un estilo más duro y más crítico que culminará en las novelas adscritas a la tendencia deformadora y sarcástica del esperpento. Es el caso de Tirano Banderas, novela en la que critica las dictaduras hispanoamericanas, y de la trilogía de El ruedo ibérico, donde satiriza la corrupción de costumbres en la corte de Isabel II. (Su importante obra teatral se estudiará en el tema correspondiente al teatro hasta 1939).


5. La novela novecentista.



Se conoce con el nombre de Novecentismo o Generación del 14 a los autores que sucedieron a la Generación del 98 y alcanzan su plenitud literaria en la segunda década del siglo XX. Se incluyen entre otros a Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró y Ramón Gómez de la Serna.



Todos ellos comparten con el 98 la inquietud por el problema de España, aunque rechazan la visión dramática y subjetiva de sus predecesores y adoptan una actitud más equilibrada e intelectual. Este enfoque será el que determine el predominio del ensayo entre estos escritores. Como novelistas, destacan Pérez de Ayala y Gabriel Miró, y, a caballo entre el Novecentismo y el Vanguardismo, el inclasificable Gómez de la Serna.



  • En la novela de Ramón Pérez de Ayala (Oviedo, 1880-1962) abunda el elemento intelectual, con continuas digresiones sobre diversos temas. Su concepción experimental del relato le lleva a crear nuevas estructuras narrativas y a buscar originales perspectivas para la presentación de personajes y sucesos, como en Troteras y danzaderas. El lenguaje también se somete a la renovación: perfectas construcciones oracionales, con un léxico muy rico y seleccionado, junto a frases tomadas del habla popular.



  • Las novelas de Gabriel Miró (Alicante, 1879-1930) se basan en descripciones construidas mediante la unión de distintas escenas ambientales y paisajísticas. La acción apenas existe más que para dar entrada al elemento descriptivo. Todo está supeditado a la expresión de percepciones sensoriales, de forma que los verdaderos protagonistas de sus novelas son los objetos, quedando los tipos humanos como meras anécdotas. Por ello, su estilo es muy elaborado y lírico, a la vez que lento y recargado. Sus obras más conocidas son Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso.



  • Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888-1963) lleva a la práctica la deshumanización del arte de la que hablaba Ortega hasta convertir la literatura en un juego de incoherencias, aproximándose al irracionalismo del arte de vanguardia. Escribió novelas libres, en las que el argumento es sustituido por digresiones sobre cualquier tema. Sus relatos no muestran interés por la psicología de los personajes y dejan paso a juegos, greguerías y exhibiciones de humor. Destacan Cinelandia y El torero Caracho. Su creación más ingeniosa es la greguería, que consiste en una asociación ingeniosa, e irracional, de ideas. Es una visión de las cosas expresada brevemente, a modo de refrán o sentencia. Ejemplos de greguerías son “la humanidad no será feliz hasta que se acabe la humanidad”, “la A es la tienda de campaña del alfabeto” o “en otoño deberían caer las hojas de los libros”.

martes, 8 de octubre de 2013

Tema 1. El texto.


Tema 1. El texto: definición y propiedades.





  1. Definición de “texto”.



El texto puede definirse como un mensaje lingüístico con sentido completo. El estudio de los textos y sus propiedades corresponde a una rama de la Lingüística que se denomina Lingüística del Texto. La palabra “texto” proviene del latín “textus” (derivado de “texere” = tejer), que significa literalmente “tejido”; puede entenderse, por tanto, que un texto es -en sentido figurado o metafórico- “un tejido” formado por palabras que mantienen entre sí diferentes tipos de relaciones; y son estas relaciones las que forman la urdimbre o entramado del texto.



  1. Propiedades del texto.



Las propiedades de un texto son básicamente tres: la adecuación, la coherencia y la cohesión.



2.1. La adecuación: es el grado de adaptación del texto a la situación comunicativa. Dicha adaptación requiere una elección apropiada del registro lingüístico, entendiendo por tal el modo de expresarse a través de las distintas variantes diafásicas (los diferentes registros lingüísticos propiamente dichos) y las distintas variantes diastráticas (relacionadas con el nivel sociocultural de los hablantes). Los registros lingüísticos son básicamente tres: el registro formal o culto, el coloquial o familiar y el vulgar. Los textos empleados en la vida académica y social (medios de comunicación y ámbitos profesionales) utilizan un registro culto, lo cual implica un uso adecuado del vocabulario y un respeto por la corrección gramatical (ortografía, sintaxis).



2.2. La coherencia: un texto es coherente cuando posee sentido, es decir, cuando su contenido mantiene una relación lógica con el referente o realidad. Para ello debe cumplir con una serie de requisitos:



1º) la intención: todo texto se emite con una determinada intención por parte del emisor, como puede ser: informarnos de algo, o tratar de convencernos, o dar su opinión sobre un tema determinado, o establecer un contacto cordial con el receptor o receptores, o cualquier otra intención. La intención del emisor está estrechamente relacionada con las “funciones del lenguaje” que estudiaremos en el apartado 3º.



2º) la situación y el contexto cultural: todo texto se emite en una determinada situación, que es el lugar (¿dónde?) y el momento (¿cuándo?) en que se emite el texto, y se enmarca en un determinado contexto cultural, que es el conjunto de conocimientos que poseen el emisor y el receptor, los cuales contribuyen a dotar al texto de su correcto significado. El contexto cultural es de vital importancia en la comunicación; así por ejemplo, un peruano y un español, a pesar de hablar la misma lengua, tendrán dificultades para entenderse por el hecho de vivir en contextos culturales diferentes; por el contrario, dos aficionados al fútbol se comunicarán fácilmente al compartir el mismo contexto.



3º) las funciones del lenguaje: todo texto cumple con una o varias funciones del lenguaje. Cuando se estudia el fenómeno de la comunicación, se distinguen seis funciones del lenguaje, cada una relacionada con un elemento de la comunicación; vamos a estudiarlas:



  1. Función referencial (también llamada a veces representativa; relacionada con la realidad o referente): define las relaciones entre los signos lingüísticos que componen el mensaje -o texto- y la realidad constituida por el referente. La función referencial es la que nos permite relacionar las palabras “mi casa” con la realidad que efectivamente es mi casa. Esta función no se cumple si a alguien se le habla de un concepto que desconoce. Así por ejemplo, las expresiones “inteligencia emocional” o “empatía” eran desconocidas hasta que la psicología moderna las dio a conocer al gran público en libros y revistas de divulgación; podemos decir que actualmente conocemos el referente, sabemos de qué realidad se trata. Esta función es la base de la comunicación; de tal manera que, podemos decir que si no hay función referencial, no se produce comunicación.

  2. Función expresiva (o emotiva; relacionada con el emisor): se cumple esta función cuando el emisor utiliza el mensaje para expresar sus emociones (alegría, tristeza, sorpresa, etc.) o para darnos su opinión sobre una determinada realidad o referente. Se cumple esta función cuando, por ej., alguien expresa su alegría ante un determinado acontecimiento, o cuando alguien, un político por ej., hace un análisis de la realidad del país, dando su opinión y proponiendo unas determinadas soluciones.
  3. Función apelativa (o conativa; relacionada con el receptor): se cumple cuando el emisor utiliza el mensaje para llamar la atención del receptor, o para modificar su conducta. Por ej., cuando un guardia civil de tráfico nos ordena parar el coche; o cuando un amigo o amiga nos pide un favor, o cuando un anuncio nos anima a consumir un determinado producto…

  4. Función fática (o “de contacto”; relacionada con el canal): se da en todos los mensajes que tienen como finalidad comprobar el correcto funcionamiento del canal de comunicación, o asegurar una comunicación eficaz entre emisor y receptor. Serían ejemplos del uso de esta función el tamaño enorme de los paneles que nos indican las direcciones en la carretera, o cuando hablamos alto para que nos escuchen, o las palabras que indican la apertura y el cierre de la comunicación (por ej., “hola”, “adiós”), o el subrayado de un texto para destacar una parte del mismo, etc.
  5. Función poética (o estética; relacionada con el mensaje): se cumple cuando el mensaje llama la atención por los signos empleados, bien por su belleza -como ocurre normalmente en la Literatura, y más concretamente, en la poesía-, o bien por cualquier otra razón (juegos de palabras, connotaciones, metáforas). Por ej. Los eslogans publicitarios suelen utilizar esta función para llamar la atención y, al mismo tiempo, seducirnos.

  6. Función metalingüística (relacionada con el código): se cumple en aquellos mensajes que, por alguna razón, hacen una referencia directa al código de la comunicación. Los niños usan mucho esta función en su proceso de aprendizaje de la lengua cuando preguntan el significado de las palabras; lo mismo que los extranjeros –por la misma razón-; o cuando alguien pregunta por el significado de alguna palabra que no conoce, o por su ortografía. El empleo más significativo de esta función se da en las clases de Lengua, cuya finalidad es el estudio del lenguaje verbal como código principal de la comunicación.



4º) clasificación y tipología o modalidad textual: los textos se pueden clasificar según su ámbito de uso en las siguientes clases: científicos y técnicos (pertenecientes a las ciencias físico-naturales: Biología, Química, Física, Electrónica, etc.), humanísticos (pertenecientes a las ciencias humanas: Psicología, Sociología, Ciencias Políticas, Lingüística, etc.), jurídicos y administrativos (pertenecientes al ámbito del Derecho y la Administración), periodísticos (pertenecientes al Periodismo), publicitarios (pertenecientes a la Publicidad) y literarios (pertenecientes a la Literatura). Esta es una clasificación ampliamente aceptada, pero no es la única.

Por otro lado, los textos –independientemente de su clasificación- se construyen según unas modalidades textuales, también llamadas tipologías, que son: la narración (cuentan una historia), la descripción (enumeran las cualidades o características de un objeto, una persona, un determinado espacio, etc.), la exposición (transmiten o exponen una información de manera objetiva), la argumentación (defienden una determinada idea o tesis mediante argumentos, con la finalidad de persuadir al receptor), la instrucción-prescripción (nos dan normas e instrucciones que dirigen nuestra conducta) y el diálogo (una conversación entre interlocutores).

Una noticia, por ejemplo, es un texto periodístico según su clasificación; pero al mismo tiempo es narrativo por su tipología o modalidad textual. Un anuncio además de pertenecer a los textos publicitarios, es descriptivo –o incluso argumentativo- por su modalidad, etc.



5º) la organización: los textos se organizan formando una determinada estructura. Existe una estructura externa que viene determinada por la división del texto en capítulos, párrafos o apartados, según sea el caso; y una estructura interna en la que se trata de distinguir entre las ideas principales, secundarias, terciarias…y advertir la relación existente entre ellas. La organización o estructura de un texto se representa mediante un esquema o mapa conceptual.



2.3. La cohesión: se refiere a la estrecha relación que existe entre las distintas unidades lingüísticas (palabras, sintagmas, oraciones, párrafos...) que forman el texto. Para conseguir la cohesión se emplean dos clases de mecanismos o recursos: semánticos y sintácticos.



2.3.1. Los recursos semánticos se refieren a aspectos del significado. Los principales recursos semánticos son (ver los ejemplos del libro):



1º) la cohesión léxica: se consigue mediante el uso de sinónimos (palabras que tienen el mismo o parecido significado) , sinónimos textuales (el sinónimo se forma mediante una expresión), hipónimos (palabras de significado más restringido que el hiperónimo; por ej. “ballena” respecto a “cetáceo”), hiperónimos (palabras que engloban a los hipónimos por tener un significado más amplio; “medio de transporte” respecto a “ciclomotor”, “automóvil”, “barco”, “avión”, etc.), antónimos (palabras de significado contrario) y palabras derivadas (palabras que mediante prefijos y sufijos se forman a partir de una palabra simple).



2º) la progresión temática: se refiere a la forma en que progresa o avanza la información en un texto; puede ser progresión vinculada, cuando la información nueva se basa en lo dicho anteriormente; o progresión no vinculada, cuando la información nueva es independiente de la anterior.



3º) las redes léxicas o campos semánticos: forman una red léxica o campo semántico todas las palabras que comparten un mismo rasgo o aspecto del significado; por ej. “sillón”, “mesa”, “armario”, “mesilla” pertenecen al campo semántico de los muebles; el rasgo de significado que comparten -“mueble” en este caso- se denomina isotopía (“iso”=igual, “topos”=lugar). Así por ej., “barco”, “avión”, “ferrocarril”, “automóvil” comparten la isotopía “medio de transporte”, y forman el campo semántico de los “medios de transporte”.



2.3.2. Los recursos sintácticos empleados para conseguir la cohesión en un texto son:



1º) la sustitución: empleo de pronombres y adverbios deícticos (“allí”, “en aquel lugar”, “entonces”, “en ese momento”, etc.) para evitar la repetición de sustantivos y referencias de espacio y tiempo ya mencionados en el texto.



2º) la deixis: procedimiento lingüístico mediante el cual hacemos referencia o señalamos algo anteriormente dicho (anáfora), o algo que va a aparecer más adelante (catáfora) (ver los ejemplos del libro).



3º) la elipsis: se suprime alguna palabra que se sobreentiende, es decir que no es necesario nombrarla; por ej., el Sujeto elíptico en una Oración; el verbo en Oraciones como “Luisa lee más que Marisol” (se sobreentiende que Marisol “lee”).



4º) los conectores o nexos supraoracionales, también llamados marcadores de discurso, sirven para relacionar o conectar las distintas oraciones y párrafos que componen un texto. El término “supraoracional” (“supra”=”sobre, por encima”) significa que –a diferencia de los nexos oracionales- estos nexos, llamados también conectores, relacionan unidades mayores que una Oración.



La clasificación de los conectores que vamos a seguir es la que aparece en el cuadro de las páginas 20 y 21 del libro de texto.