jueves, 24 de abril de 2014

Tema 6 de Literatura: el teatro posterior a la Guerra Civil.


Tema 6 de Literatura: el teatro posterior a la Guerra Civil (desde 1940 hasta nuestros días).



Las duras condiciones de la posguerra afectaron también al teatro: escaseaban los autores y los que existían padecieron una férrea censura; por otra parte, tanto el público como los empresarios teatrales no eran favorables a la innovación, con lo que el teatro quedó reducido a un mero espectáculo para la diversión. Además el teatro debía convivir con un competidor feroz: el cine.



      1. El teatro triunfante.



El teatro que triunfa en los escenarios en la posguerra presenta una clara continuidad con el teatro anterior a la Guerra Civil Española. Estos autores continúan la línea iniciada por Jacinto Benavente, escribiendo, por lo tanto, para un público burgués. Cultivan este tipo de teatro autores como José María Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena, Claudio de la Torre y Joaquín Calvo Sotelo.



Dentro de este teatro triunfante, que se adapta a los gustos mayoritarios, existe una tendencia denominada teatro de humor, con dos representantes destacados: Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.



Enrique Jardiel Poncela busca el humor en el planteamiento de situaciones inverosímiles y absurdas, y, a diferencia de Valle-Inclán, cuyo teatro era difícilmente representable por la abundancia de escenas diferentes, el teatro de Jardiel Poncela se adapta a las condiciones técnicas del escenario. Dos obras representativas de este autor son “Cuatro corazones con freno y marcha atrás” y “Eloísa está debajo de un almendro”.



Miguel Mihura escribe en 1932 “Tres sombreros de copa”, obra con tal poder crítico y corrosivo que fue rechazada por los empresarios teatrales, y no pudo representarse hasta 1952, cuando el Teatro Español Universitario (TEU) la lleva a escena con un enorme éxito. Otros títulos de este genial dramaturgo son “Maribel y la extraña familia” y “Ninette y un señor de Murcia”.





      1. El teatro comprometido.



En los años 50 surge, al igual que en la lírica o en la novela, un teatro social, comprometido con los problemas del ser humano. Los autores más sobresalientes de esta corriente son Antonio buero Vallejo y Alfonso Sastre. Este teatro plantea una ruptura con la línea anterior.



Antonio Buero Vallejo escribe un teatro con un marcado carácter ético.Títulos represantativos de este autor son “El tragaluz” e “Historia de una escalera”. En “La Fundación”, una de sus cimas dramáticas, plantea un teatro denominado “de la inmersión”, en el que el espectador observa la historia desde el punto de vista de un personaje.



Alfonso Sastre concibe el teatro como un medio de concienciación y de agitación. Para este dramaturgo, el escritor debe actuar como si hubiera libertad, ignorando, por tanto, la censura del momento. Esta actitud le ocasionó, evidentemente, constantes problemas con el régimen franquista. Sastre propone investigar la condición del ser humano y sus relaciones con la sociedad, invitando a reflexionar sobre la necesidad de un cambio social. Sus principales obras dramáticas son “Escuadra hacia la muerte” y “La sangre y la ceniza”.



      1. El teatro español en los últimos años.



A partir de los 60 aparece una línea de teatro más tradicional, representado por autores como Antonio Gala (“Anillos para una dama”), José luis Alonso de Santos (“Bajarse al moro”) o Fernando Fernán Gómez (“Las bicicletas son para el verano”).



Una vertiente mucho más rompedora desde el punto de vista formal es la representada por autores como Fernando Arrabal o Francisco Nieva.



Fernando Arrabal se da a conocer con “Los hombres del triciclo”, rechazada por el público y la crítica. Decide entonces marcharse a Francia, donde residirá y continuará su obra dramática. Arrabal posee un alto prestigio internacional como renovador del teatro. Cultiva el absurdo, el esperpento, y es conocido como el creador del denominado “teatro pánico”, con el que pretende conciliar lo absurdo con lo cruel e irónico. Se trata, en definitiva, de una visión que trata de romper con el mundo convencional. Obras en esta línea son “Pic-Nic” y “Cementerio de automóviles”. El teatro de Arrabal estuvo terminantemente prohibido en España hasta la llegada de la democracia.

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